Cómo todo empezó

Según ella…

Me mudé a Milán para cumplir mi sueño de estudiar en Italia, imaginándome la dolce vita.

Al cabo de un mes y medio, mi amigo Martín de Colombia me invitó a una fiesta en casa de una chica mexicana. Mi expectativa era una reunión tranquila con un grupo pequeño de gente, pero la realidad era que parecía que todo Milán estaba metido ahí en ese apartamento.

Mientras conocía gente nueva e intentaba recordar los nombres de todos, vi a un chico al otro lado de la sala y pensé: «Wow, es idéntico a Camilo 😮 ¡Se lo tengo que decir!». Pero decidí actuar con naturalidad y dejar que él diera el primer paso. Después de todo, noté que él ya me estaba mirando… o al menos eso pensé yo.

En realidad él ni se había percatado de mi presencia 🙄. Pero más tarde esa noche, justo cuando estaba a punto de irme, de repente apareció delante de mí y, sin pensarlo dos veces, le dije «Hola». Fue entonces cuando descubrí que era un chico portugués que vivía en Múnich y que estaba en Milán con unos amigos solo por ese fin de semana.

En serio, ¿cuáles eran las probabilidades? Pues, para sorpresa y fortuna mía, ese breve momento fue suficiente para empezar a escribir una historia juntos, historia que cada vez se ponía mejor y mejor, y que nos ha llevado hasta donde estamos hoy.

Para ser sincera, muchas cosas (más de las que me gustaría admitir) no salieron bien durante mi soñado viaje a Italia, pero solo por aquel fin de semana, yo repetiría todo otra vez.

Así las cosas, para algunas personas nosotros estábamos destinados a estar juntos, ¡y para mí también!

Mi mayor aprendizaje ese día (como buena romántica que soy) es que el amor no se busca, el amor te encuentra ❤️.

Según él…

No estaba en mis planes ir a Milán. Estaba tranquilo en casa, ocupado escribiendo mi tesis. A última hora decidí unirme a unos amigos. Un Flixbus después, ya estaba en Milán para pasar el fin de semana con ellos.

Más tarde, en aquella fiesta, ella dice que la miré desde el otro lado de la sala. Yo no la vi entonces, pero sí que lo hice cuando el destino nos puso frente a frente. No tenía ni idea de quién era ese tal Camilo; pensé que debía ser efecto del vino que ella había tomado. 

Olvidé mi gorro con ella y le dije que lo había hecho a propósito, para darle una excusa para que viniera a visitarme a Múnich. ¡Y unas semanas más tarde, lo hizo!

¿Quién iba a imaginar que una decisión tan espontánea de viajar y un olvido tan inocente me llevarían a dar los primeros pasos con mi futura esposa?

Y el resto es historia

Hemos viajado, crecido y hemos construido nuestro propio mundo. Todos ustedes han formado parte de este camino, y no podríamos estar más agradecidos.

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